lunes, 24 de mayo de 2010

El Carro



Todas las noches antes de acostarme miro el carro hecho de estrellas. Todas y cada una de las noches con cielo despejado... y algunas en las que llego ebrio también. Después saco la cabeza y respiro hondo, bajo la persiana y cierro el balcón. Me gusta mirar el carro, me otorga una paz sutil pero duradera. Como comerse un helado mientras te mece la brisa del mar una noche de agosto.
Hoy he decidido hacerme una infusión para ver si consigo conciliar el sueño antes de que se ponga el sol. ¡Hay tánta diferencia entre el dia y la noche!
Si pudiera pedir un deseo ahora mismo puede que fuera la paz mundial o no dormir solo esta noche. Es algo que puede resultar en ocasiones jodidamente triste.
Teniendo en cuenta que ninguna de las dos posibilidades son en este momento, ni de lejos, algo que esté al alcance de mi mano, creo que pondré una película antigua, en la que no hayan muertes ni tiros ni nadie pase hambre, en la que sepa con seguridad, que el protagonista, aunque solo sea al final, no va a dormir esta noche solo.
Y bueno, si no está nublado, mañana miraré otra vez el carro.

4 comentarios:

  1. ¿Te imaginas que nadie durmiese solo? Estariamos lo mas cerca de la paz mundial, no crees? :-)

    Me ha encantado la imagen del helado con la brisa marina meciéndote. Es tan cierta esa paz...

    Un abrazo mundial.
    Total, nos espera portugal...

    ResponderEliminar
  2. jeje

    Sí, quizás..

    PORTUGAL..UHMM.. ¡qué ganas!

    Te quiero, hermano.

    ResponderEliminar
  3. Que pena que no podamos ver el carro en las noches de Valencia. Laperceuse.tumblr.com anabrocal.com

    ResponderEliminar