martes, 28 de abril de 2009

Mi molesta cualidad


Me llamo David y tengo la asombrosa y molesta cualidad de estar siempre en el sitio inoportuno, en el momento menos adecuado en lo que se refiere a las mujeres. Con Luna no fué diferente. Bueno, en realidad sí. Si se puede denominar como diferente a algo tan poco cotidiano y sorprendente...




Viernes. Nueve de la noche. Un bar pequeño y acogedor. Jorge había quedado allí con unas amigas suyas recién llegadas de París. Cervezas y algo de picar.
Al principio, el primer cuarto de hora, las frases brotaban con cuentagotas. Pero la tertulia se fué animando de forma sutil. Cuando paré un momento para refrescarme la garganta con una lata de cerveza me dí cuenta de que la conversación era cosa de dos. Miré a Daniela. Su cara irradiaba asombro. Luna y yo no podíamos dejar de hablar. Todo fluía. Era increíble. Hablamos sobre todo de libros. Libros que a ambos nos habían fascinado. Me habló de sus autores predilectos, los cuales coincidían en su gran mayoría con los míos. Le aconsejé que leyese un libro en concreto. Sonrió y lo sacó de su bolso de piel marrón. Nos apoderamos sin darnos cuenta de la conversación. Tenía la sensación de conocerla desde hacía aproximadamente un siglo.
Jorge y Paula fumaban en la calle. Pedimos la cuenta y salimos en busca de un lugar barato para tomar algo y seguir charlando, algun sitio en donde nos dejaran fumar. Y lo encontarmos. Era barato, mugriento y encantador.
Por el camino hablamos de música. Era tan inverosímil que resultaba hasta absurdo. Absurdo y genial a su vez. No es normal coincidir en tantas cosas tan personales y especiales. Y más aun si acabas de conocer a esa persona. Todavía hoy sigo pensando que debía de haber alguna cámara oculta por algún lado, escondida entre las ramas de un árbol, entre dos contenedores de basura o en encima de la barra del bar. Cuando conoces a alguien así es difícil de asimilar.
Brindamos, bebimos y fumamos.
Un bar, otro bar, cervezas y gin-tonics...


- ¿Bailas?

- Sí, pero...no puede ser...yo...

- Lo sé. Ven conmigo...

- No me pidas que te bese.

- Tranquila, no lo haré. Solo por esta noche. Baila conmigo. Solo eso.

- Vale.





Nunca respondió a mis llamadas ni a mis mensajes. Jamás pensé que volvería a verla. Estaba seguro de que si se cruzaba conmigo por la calle me evitaría, como si nada de lo que ocurrió esa noche importase ya. Como si todo hubiera sido un ilusión óptica, una ensoñación producida por el alcohol, una mala jugada de mi subconsciente.

A veces es suficiente una casualidad para hacerte sonreir y alegrarte por algo, por pequeño que parezca. La vida está llena de ellas. Es un cúmulo de ellas...




sábado, 25 de abril de 2009

Time Tonight




"..For changing lines
I've got no time tonight
In these times the wind surpasses the tide
when the wake ups hard to find
dreams make up for your life
This crazy shine it never lets you die.
Going up
We become what we want
Again the moon rises up too high
And we don't need the sky
Wonder what it is that makes the world turn slower
wonder what it is that makes me feel so mad
everyone that talks to me I so wish wouldn't
I wouldn't even care exept I feel so bad
why is there noone in my life.
Time..
there's no time
tonight
Wide..
there's no room to see wide
Time..

There's no time tonight.."



(John Frusciante)

Borrón y cuenta nueva




Hay dias, especiales, noches inolvidables, y este año he vivido muchas de ellas...Hay dias buenos, otros no tanto, pero la mayoría de ellos esconden en su interior el bello secreto de las pequeñas cosas. Siento que aquí es posible hacer borrón y cuenta nueva, que puedo aprender algo nuevo cada dia. Dejarse llevar y caminar. Caminar...Observar todo cuanto me rodea, estudiar los rostros, las manos y los zapatos de la gente. Sus gestos y miradas. Todo comienzo es complicado, per aquí hay dias que logro alcanzar una sutíl pero embriagadora sensación de bienestar. Siento que ésta ya no es la ciudad de paso que dejaba atrás tantas y tantas veces que venía de visita. Todavía quedan muchas cosas por poner en orden orden..

Cleopatra


Mercedes nunca se enteraba de nada. Estaba enamorado de ella desde el primer día. El temor al rechazo y la absoluta certeza de que ella bebía los vientos por Juanjo me desesperaba.
Nunca le dije nada a mi amigo, no quería interferir ni tocar nada. Prefería mantenerlo todo de la misma forma. Era triste y yo lo sabía, pero era la única manera de asegurarme de algún modo, la compañía de Mercedes, y a su vez, la amistad de Juanjo.

La noche del carnaval fué una de las peores de mi vida. Juanjo no había podido asistir a la fiesta. Unos grados de temperatura de más le habían dejado con los huesos en la cama por un par de dias.
Mercedes relucía bajo los focos, como nunca antes le había visto. Su disfraz de Cleopatra resaltaba su joven y bella figura.
Al verla agarrada de la mano de aquel estúpido indio, en dirección al jardín, mi presunción de romance con Juanjo se desvaneció y me entraron ganas de ser embestido por un camión-cisterna.

Nunca supe de quien se trataba aquel bastardo hasta que aquella tarde, muchos años después, recibí la inesperada invitación a su boda. Mi hermano Andrés.

¿Cómo es posible que la mismísima Cleopatra acabase casada con un simple indio, que además era mi hermano? Y sobretodo, ¿Perdí cualquier tipo de posibilidad de conquistarle al escoger aquel disfraz de cruasán?