La habitación era mucho mas de lo que hubiese esperado jamás. Espaciosa, con una cama de matrimonio comodísima, un escritorio con un gran flexo, perfecto para escribir y dibujar sus historietas, un armario para la ropa, un espejo de pie, varias cajoneras donde guardar lápices, pinceles, acuarelas, acrílicos y libretas, una extensa estantería donde alojar su gran colección de libros, cómics, películas y discos, y además, un balcón al exterior que llenaba de luz la estancia.
Maxi tenía apenas 31 años de edad. Era (además de ilustrador e historietista) diestro, un tanto soñador y bastante despistado. Contaba con un pésimo sentido de la orientación, una deplorable vida sexual y una preocupante adicción a los antidepresivos. Huérfano de padre y madre a los cinco años (y criado desde entonces por sus abuelos paternos en París) y gran amante del rock de los setenta y el Jazz, siempre había dicho que la comida china era el mejor invento desde hacía siglos.
Hacía solo veinticuatro horas que se había mudado, y, una vez puesto todo en su sitio (incluido el póster de los Doors y la lámina enmarcada de Jean Michel Basquiat) y habiendo quedado todo medianamente en orden, se quedó sentado encima de la cama sin saber muy bien qué demonios hacer hasta el lunes, que era cuando empezaba su nuevo trabajo en la revista.
Pensó en llamar a Paula para tomar una cerveza, pues sabía de sobra (por medio de su hermana Sonia, la novia de su mejor amigo) que seguía viviendo en Madrid, y que además, hacía ya año y medio que estaba soltera. Pero desistió ante la posibilidad de quedarse medio mudo al verla. Después se acordó de Julia, su amiga de la infancia (una chica realmente guapa e inteligente) que estudiaba Administración y Direción de Empresas. Demasiado aburrido.
Pensó en llamar a Paula para tomar una cerveza, pues sabía de sobra (por medio de su hermana Sonia, la novia de su mejor amigo) que seguía viviendo en Madrid, y que además, hacía ya año y medio que estaba soltera. Pero desistió ante la posibilidad de quedarse medio mudo al verla. Después se acordó de Julia, su amiga de la infancia (una chica realmente guapa e inteligente) que estudiaba Administración y Direción de Empresas. Demasiado aburrido.
Así pasaron al menos tres horas. Tres horas revisando la agenda de teléfonos y fumando marihuana que le hicieron perder el norte. Maxi seguía siendo el de siempre, el del colegio: un cortado de cojones. La diferencia es que ahora tenía barba y pelos en los huevos. Y además le perdía la bebida.
En esas tres horas acudió siete veces a la cocina a por cerveza y otras tantas al lavabo, por lo que pasado ese periodo de tiempo, y teniendo en cuenta que la marihuana también había hecho su efecto, nuestro querido amigo llevaba una soberana turca.
- Veamos...Seis, Cuatro, Nueve...ergh...¿diecisiete?...Cuatro, Dos...
- ¿Sí?
- Eeee...esto...¿Eres Paula?
- Sí, ¿Quién eres?
- Ee...soy Maxi, el amigo de Charlie...bueno, Carlos...
- Maxi...¿Carlos el novio de mi hermana?
- Sí, sí.
- Ah...hola.
- ¿Qué tal?
- Bien. Vaya...esto...qué sorpresa. No hablabamos desde...nunca habíamos hablado, ¿verdad?
- Je...creo que esta es la primera vez...jajaja..!
- Joder, Maxi...¡Llevas una buena curda!
- Sí. jeje...
- Pero tío, son las seis de la tarde...
- Ya, verás...resulta que acabo de mudarme hoy mismo. He descansado un poco y he pensado que a lo mejor te apetecía quedar para tomar algo luego.
- ¿Estás en Madrid?
- Sí. Me han cogido en una revista de aquí y no me lo he pensado dos veces. París es bonito y todo eso...pero no conseguía algo estable en donde poder trabajar. He estado esperando este momento toda mi vida.
- Ee...vale. ¿A las ocho en el gallego de 'La Latina'? ¿Sabes donde está?
- Sí, ¡Perfecto!
- Vale. Pues allí nos vemos. Ah, por cierto...pégate una buena ducha y tómate un café de litro. Te vendrá bien.
- Jeje...tranquila. Hasta luego.
Café, ducha, afeitarse, café, cigarro. Las 19:25h.
¿Camisa o camiseta? ¿Pantalón negro o azul? Las 19:30h.
Maxi no se lo podía creer. Acababa de quedar con la persona que más le había interesado en toda su vida. Ya no existía el miedo ni tampoco el nerviosismo. Las cervezas le habían otorgado el empuje que nunca había tenido, y la marihuana la tranquilidad que siempre necesitó.
Qué triste es no poder afrontar este tipo de situaciones cuando uno no va trompa. En fín. Lo importante es que lo consiguió, ¿no?
20:13h. Bar gallego de 'La Latina'.
- ¿Paula?
- ¿Maxi? Madre mía. ¡pareces otro!
- Ya, bueno. Han pasado muchos años. Tu estás igual...Por cierto, perdona por el retraso.
- Tranquilo, todavía no ha llegado Edu.
- ¿Edu? ¿Quién es Edu?
- Mi novio.
- Eee...tu hermana dijo que habíais roto...
- No, ese era Luca...¡ Jodido italiano traidor! Edu es maravilloso. Llevamos siete meses saliendo, lo que pasa es que mi hermana no sabe nada. Espero que no se lo cuentes.
- No te preocupes, creo que después de tirarme a las vias del metro me será un tanto difícil abrir la boca.
20:31h. Metro de 'La Latina'. A medio minuto de llegar el metro.
¡..RIIINGGG, RIIINGGG..!
- ¿Sí?
- ¿Maxi?
- Sí, ¿Quién es? Me pillas en mal momento...tengo que...
- ¡Soy Julia! ¿Es que ya no te acuerdas de mí?
- ¿Julia? ¡Julia!
- ¿Qué haces? Me ha dicho Charlie que estabas por Madrid.
- Sí, sí...llegué ayer por la tarde. ¿Qué tal la carrera? ¿Acabaste?
- Que va, que va...menudo tostón. Me cambié a Bellas Artes y doy clases en un instituto cerca del Retiro. También toco en un grupo de rock con unos amigos. Nada serio. La verdad es que me va genial. Oye, ¿Tienes plan para esta noche? ¡Conozco un sitio donde hacen una ternera al Tepanyaki brutal! Porque todavía te gusta la comida china, ¿no?
Qué suerte con Julia,no? :)
ResponderEliminarBueno,gracias por comentar,la verdad es que tu blog me gusta mucho.
Besets
oh, Julia!
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